Page 15 - 1 Baños de Alicún y Cerro la Mina
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El apasionante trabajo realizado en el Parque Megalítico de Gorafe entre Massimo y yo ha
resultado ser un verdadero viaje en el tiempo, donde nos hemos podido adentrar en esta
misteriosa civilización. El que estas personas aún no hubieran desarrollado la escritura es un
hándicap con el que contábamos, pero en algunas hipótesis nos hubiera resultado muy
clarificador. Por ejemplo, el hecho de que muchas de las necrópolis poseyeran 23 dólmenes.
¿Eran 23 los clanes familiares que formaban cada poblado? ¿Era un número especialmente
significativo para ellos? o simplemente ¿Es fruto de la casualidad?
Necrópolis a necrópolis de las más grandes y conocidas a las más pequeñas y menos
frecuentadas de cada una de ellas, de cada dolmen, de cada pequeña pieza de cualquier ajuar
funerario, de cada posición de restos humanos o de los fragmentos de estos revisados, nos
hemos ido enamorando de estas gentes, de sus costumbres, conocimientos y descubrimientos.
Estos primeros moradores de la depresión del río Gor, con el respeto a sus mayores y a sus
ancestros y con sus rituales funerarios orientados siempre al astro rey, han sido determinantes
para poder llegar a contemplar los restos dolménicos con otra mirada.
Por eso, yo como guía actual del CIM, siempre os digo que nos visitéis primero, conociendo a
estos pueblos apreciareis las necrópolis y haréis su recorrido de una forma diferente, viendo más
allá del legado de sus impresionantes tumbas. Espero que este trabajo os resulte tan gratificante,
como fue el hacerlo para nosotros y que os haga disfrutar de esta singular cultura y sobretodo,
valorarla.
Quisiera agradecer el gran interés de los gorafeños que con sus indicaciones sobre la ubicación
de algunos dólmenes, no tan conocidos ni tan fáciles de encontrar nos fueron de gran ayuda.
Incluso nos contaron curiosas historias sobre alguno de ellos. Así aprendimos que el dolmen nº43
lo utilizaban para guardar las bestias cuando les sorprendía un aguacero en las faenas agrícolas
en esa zona o que se cobijaban a la sombra del nº65 cuando iban a recoger alcaparras y apretaba
el calor.
Otro obligado agradecimiento es a Max por involucrarme en esta maravillosa aventura, al
ayuntamiento de Gorafe y más concretamente al alcalde Miguel Pérez Navarro que rápidamente
se implicó en el proyecto. Y por último un agradecimiento especial a mi familia, Hugo, Nehuel y
Bibiana, por quitarles tantas horas de vida familiar.

Rocío Campos Maldonado
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